La Unión: Un Puerto Sin Carreteras es Como Un Automóvil Sin Llantas

Netorivas

Se supone, si se cumple el calendario fijado por la CEPA, que el puerto de La Unión estaría concesionado y funcionando en el ocaso del gobierno del Presidente Funes. Para llegar hasta entonces hay un gran tramo que recorrer, pero las autoridades de CEPA están afanadas en marchar a paso forzado para lograr que el banderillazo de salida lo de el todavía presidente Mauricio Funes. (Foto LPG)

Son cuatro grandes operadores mundiales que han mostrado interés en operar el puerto, pero no sabemos si los tambores de guerra que redoblan en Honduras los van a asustar. Esperamos que las aguas se calmen antes de llegar a la hora de presentar sus ofertas.

CEPA, bajo la dirección de Alberto Arene, ha hecho un esfuerzo encomiable para llegar adonde estamos hoy que estamos a punto de recibir (imaginémonos) un automóvil nuevo. . . que no tiene llantas.

Y esas llantas serían un sistema de carreteras modernas y duraderas que permitan transportar los contenedores que se originan en el puerto o van hacia allí para ser exportados.

Y ni pensar en un ferrocarril que una el puerto con los centros de consumo y producción. Ese es un sueño que tomará décadas para realizarse.

Acajutla, un puerto mucho menos pretencioso que La Unión, gozó de un sistema de infraestructura vial adecuada, casi desde un principio. Una buena carretera (hoy en decadencia) del puerto hasta Sonsonate y de allí hasta San Salvador otra igual de cuatro vías, que tomó varios años en construirse, pero que allí está todavía.

Pero, ¿qué tenemos desde La Unión? Nada, o casi nada. Calles que no se pueden llamar carreteras de dos vías, en franco deterioro, desde el puerto hasta San Salvador, que, con toda seguridad, seis meses después que inicie operaciones el flamante puerto, estarán completamente destruidas, a grado de hacer incosteable su uso para importar o exportar carga.

¡Ah, pero nos queda el tráfico de Honduras y Nicaragua! Dirán los optimistas. Sigan soñando, señores, sigan soñando.

Ya es tarde, demasiado tarde. La Unión con el sistema de carreteras actual, está condenado al fracaso. A nadie se le ocurrió que para que un carro marche, se necesita que tenga llantas.

¡Pobre La Unión Centroamericana, destinado a la relegación como está la verdadera unión centroamericana!