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El Presidente Mauricio Funes ha sembrado legítimas dudas sobre el paradero de $10 millones que Taiwán donó a El Salvador después de los terremotos de 2001, destinados al Instituto Libertad y Progreso, entidad dedicada a la titularización de inmuebles para ayudar a familias que viven en zonas de alto riesgo.
Funes dice que solicitó información al director ejecutivo del Instituto Libertad y Progreso y no hay ningún registro desde el año 2000 hasta la fecha de cooperación taiwanesa para ese instituto”, y agregó que de lo único que hay información es de un monto de $900 mil que se utilizaron para los afectados por el deslave en la colonia Las Colinas, de Santa Tecla, debido al terremoto del 13 de enero de 2001.
El expresidente Flores calificó las declaraciones de Funes como una “locura” a lo que el presidente reaccionó diciendo que Flores le va a dar importancia a la denuncia cuando se inicie un proceso penal en su contra, “que es lo que espero que la Fiscalía haga en la medida en que avancen las investigaciones”.
De las palabras del Presidente Funes se deduce que no ha denunciado el caso en la Fiscalía, pero espera que ésta inicie una investigación de oficio. También el presidente dijo que, a lo mejor, Flores destinó esos fondos a “un destino diferente a la ayuda, y en lugar de entregársela al Instituto Libertad y Progreso, se la pudo haber entregado a otro ministerio, a otra institución o incluso a su partido político”.
La pelota está hoy en la cancha de Francisco Flores quien está en la obligación de responder a las acusaciones del presidente y satisfacer las preguntas que nos surgen a los ciudadanos sobre el destino de esa importante ayuda taiwanesa.
Flores está también involucrado en el caso CEL-Enel, aunque no hay acusación en su contra.
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