Los Bandazos del FMLN

Juan Héctor Vidal

Al margen de los señalamientos que se le hacen al FMLN por las arbitrariedades que está cometiendo para catapultar a sus candidatos de cara a las próximas elecciones –auto atribuirse las obras del gobierno, principalmente en el campo social; la promoción que hace Alba Petróleos con recursos de dudosa procedencia, la utilización de niños que a su corta edad están siendo envenenados ideológicamente, entre otras– la verdad es que ha sido incapaz de mostrar una mínima coherencia al tratar temas que por su relevancia o sensibilidad, deben abordarse con mucha responsabilidad.

Un día un dirigente dice una cosa, para que al siguiente otro la desmienta; se fija una posición y momentos después alguien más la contradice, dejando la sensación que ni siquiera en lo esencial hay unidad de criterios. Pero así como aparecen, así se esfuman las contradicciones sin que nadie tenga la humildad de admitir abiertamente sus errores, aun cuando el desmentido sea un miembro de menor jerarquía en la nomenclatura. A menos que, esto sea parte de una estrategia para mantener confundida a la población.

Esto ha pasado especialmente en el campo económico y más específicamente con el manejo privado de servicios que antes funcionaban como monopolios estatales, el sistema de pensiones, el régimen tributario, los asocios público-privados, etc. Lo paradójico, es que esos bandazos entran en choque con la propaganda del consorcio, donde aparte del irresponsable volumen que le dan al componente social, están haciendo uso de recursos públicos, cuando no de dinero de dudosa procedencia y tratando de sorprender a los incautos conque todo se enmarca en el más puro modelo de economía de mercado lo cual contradice las posiciones de sus principales voceros de que bajo su mandato el país evolucionará inevitablemente hacia el socialismo. ¿Quién los entiende entonces?

El último de los bandazos lo han dado en torno al sistema monetario vigente. Se nota que por lo menos los dirigentes que han opinado sobre el tema, no dan pie con bola y lo que es más grave, no alcanzan a comprender las implicaciones de sus opiniones sobre un tema de suyo complejo, muy sensible y sobre todo incompatible con cualquier fundamentalismo ideológico.

Al respecto no me cansaré de decir que para mí, la dolarización fue la decisión más estúpida tomada durante los veinte años que ARENA estuvo en el poder. Es más, sostengo que ninguno de sus supuestos beneficios se ha cumplido, excepto el de mantener la inflación baja, siempre y cuando partamos de la base de que no se manipulan las cifras como lo hace el actual gobierno argentino, en opinión del FMI.

Muchos conocedores del tema, coinciden en que la baja tasa de crecimiento que registra el país principalmente a partir del 2001, guarda una relación muy estrecha con la dolarización. Carlos Acevedo, ex presidente del BCR, es uno de ellos. Es más, en un artículo publicado en El Faro cita a uno de los principales expertos a nivel mundial en el tema de la dolarización (Eduardo Levy-Yeyati) en los siguientes términos: “El Salvador no exhibió mejoras relativas en ninguno de los cuatro campos identificados como potenciales beneficiarios de la dolarización: integración comercial con el resto del mundo (particularmente con Estados Unidos), el costo financiero (tasas de interés), la inflación y la resistencia al contagio a las crisis foráneas”. Sin embargo, el mismo experto, según el artículo, señala que el hecho de que la dolarización no haya tenido efectos positivos, no implica necesariamente que sea recomendable revertirla, entre otras cosas por los previsibles “efectos negativos asociados a la disrupción de contratos y a la incertidumbre nominal, tras décadas de fijación cambiaria y eliminación de la moneda nacional”

Lo dicho, no me inhibe de afirmar que el tema del sistema monetario, como el de pensiones y el de la sostenibilidad fiscal, no se pueden eludir. El quid está en cómo se abordan y con qué grado de responsabilidad y legitimidad se toma cualquier medida que altere la esencia de los regímenes vigentes. Y al menos en el primer caso, los señores del FMLN deberían de preguntarle al camarada Ortega cómo se descalabró la economía nicaragüense durante su primer mandato, al poner a circular el “córdoba oro” en paralelo al córdoba “silvestre”, dando lugar, entre otras cosas, a una tasa de inflación que se duplicaba cada 16 días..

Del caso argentino, con su caja de convertibilidad, mejor no hablemos. Y si eso no les basta, pregúntele al dictador venezolano lo que explica la inflación desbordada, la escasez de lo esencial y la pérdida de valor de su moneda. Esto, siempre y cuando no se le aparezca nuevamente al señor Maduro el célebre pajarito, para recordarle que todo es producto de la agresión del imperio y de la burguesía corrupta.