Netorivas
El jueves pasado publiqué en el blog, una fotografía en la que aparece Salvador Sánchez Cerén, el candidato presidencial del FMLN, acompañando a un grupo de individuos pertenecientes a las FARC de Colombia, entre los que se encontraban, los ya fallecidos líderes máximos de la más antigua guerrilla de la historia moderna.
La fotografía la tomé de una publicación de ARENA cuyo objetivo obvio era recordar el pasado histórico del profesor Sánchez Cerén.
Me sorprendió la reacción de algunos lectores del blog, que se desataron en insultos contra mi persona, que exhibían una crasa falta de cultura, pero aún así dejé publicados la mayoría de ellos, aunque me vi obligado a eliminar otros, no por lo que decían de mí, sino por el lenguaje que usaban.
Otros comentarios hacían ver que la foto era de unos 20 años atrás y que ARENA la sacaba en cada campaña política. Y la calificaban como “guerra sucia”.
Es a eso a lo que me quiero referir en esta nota.
Lo primero que hay que decir es que publicar la fotografía no se puede calificar como guerra sucia. Se trata de un hecho histórico en el que aparece el candidato a presidente de uno de los dos partidos políticos principales de la contienda, en cordial compañía de guerrilleros colombianos. No insulta, no miente, no exagera.
Es como que alguien citara de la autobiografía del profesor Sánchez Cerén, “Con Sueños se Escribe la Vida”, en la que escribe que de muy joven se hizo marxista. También referirse que a lo largo del libro, confiesa ser antiimperialista y describe en detalle su participación en la guerrilla armada del FMLN.
Es como recordar que luego del asesinato de Mélida Anaya Montes y del suicidio de Salvador Cayetano Carpio, máximos responsables de la dirección de las FPL, Leonel González, el nombre de guerra de Sánchez Cerén, fue elegido secretario general de las FPL y se incorporó a la Comandancia General del FMLN.
Es como recordar que también en 1979, fue participante activo en el secuestro del embajador de África del Sur Archibald Gardner Dunn, que terminó en el asesinato del diplomático, como ellos lo dijeron (¡ojo! no estoy diciendo que Sánchez Cerén participó en el crimen) y que las FPL nunca respondieron el clamor de la familia del embajador y del gobierno sudafricano para que revelaran el sitio donde enterraron sus restos.
¿Sería eso también “guerra sucia”? Es la realidad, son hechos históricos incuestionables.
Estamos en plena campaña política y los partidos tienen derecho de utilizar las armas a su alcance, que consideren más efectivas para combatir a los opositores, siempre que se mantengan dentro de un marco de ética política (si es que eso existe), que no mientan ni exageren, que no insulten ni que traten de desfigurar la imagen del opositor.
Interesante ver cómo el Frente se ha ido al otro extremo y está conduciendo una campaña política insulsa, vacía de contenido, que no dice nada, que solamente habla de lo que el partido y Albapetróleos han hecho de bueno.
Sería absolutamente legítimo que el Frente también sacara al sol los trapos sucios de ARENA, siempre que se mantenga dentro de los límites enunciados. El querer dibujarse como los buenos de la película, como lo están haciendo, les puede costar las elecciones.
Es legítimo que ataquen al candidato de ARENA, que señalen sus defectos y que digan por qué el Frente no cree que Norman Quijano sería un buen presidente. Que pasen revista a su desempeño como diputado y como alcalde de la capital. Pero que no mientan ni exageren.
¿Es legítima la guerra política?
Si analizamos detenidamente la pregunta, nos encontramos con que tiene una respuesta que no es fácil. Lo que se pregunta es, si la guerra política es éticamente justa en una campaña, es decir, si podemos justificar de alguna manera la publicación del historial de un candidato y si podemos utilizarlo como un arma para tratar de vencerlo en las urnas.
Yo creo que sí, pero reitero que debe mantenerse estrictamente dentro de un marco ético, y ajustado a la verdad.
Frente a la guerra política y su lenguaje de intolerancia, odio y aniquilación, hay que levantar la batalla de ideas inspirada en los sentimientos de respeto a la patria, con un lenguaje esclarecedor que enseñe las vías de superación de las profundas heridas materiales, espirituales y culturales que nos han causado el actual y regímenes anteriores.
No es legítimo, sin embargo, que se monte una operación propagandística tendiente a generar miedo y odio hacia todo aquel que pretenda llegar al poder y dibujarlo como una amenaza para la propia preservación del estatus quo.
San Salvador, domingo 22 de diciembre de 2013
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