Editorial Politiquiando 05/11/13
El proceso electoral que se avecina o el deseo estúpido de congratularse con las fuerzas armadas, hace que muchos dirigentes, políticos, eclesiásticos y de negocios, adopten una posición hipócrita con la realidad de la mayoría de los salvadoreños.
Justificar la compra de aviones que el país no necesita, resulta suficientemente ridículo y agravarlo con comprar chatarra lo hace ridículamente sospechoso.
Un país que ha vivido una ridícula y desgastante guerra con su más importante vecino y socio comercial, como El Salvador lo viviera con Honduras hace muy pocos años y de la cual las heridas aun sangran, se hace irresponsable el adquirir armamento de ninguna clase y mas justificarlo con una posible intervención por la isla Conejo.
Se hace irresponsable que además de el simbolismo que comprar aviones encierra, el hecho de ser desperdicios de otro país, es más ofensivo porque se sabe de antemano que su función será la de ser vendidos en poco tiempo como lo que son: “Chatarra”.
Tratar como luego se trato de vender, la idea como de ser de utilidad para el combate de la narco-actividad; lo cual es ofender a los ciudadanos, que saben que en nuestro suelo esta una base militar aérea de los Estados Unidos, que posee los equipos más sofisticados para la detección de la narco-actividad.
¿Cuál es entonces el verdadero motivo detrás de la compra de aviones chatarra? Hay quienes especulan que se trata de vulgar movida para obtener alguna importante comisión. Otros especulan que es para apaciguar a un grupo de militares que presionan por tener alguna clase de aviones.
Como sea el caso, este proyecto es una bofetada a la inteligencia y al bolsillo de un pueblo, que sin tener la “inteligencia” de sus gobernantes, entienden que las necesidades de la mayoría van por otro lado y que aviones no es lo que se necesita en este momento.
Se sabe que Costa Rica es un país carente de ejército y que resuelve los conflictos que amenazan su integridad territorial de una manera más civilizada, acudiendo a los organismos internacionales que se han creado para tal fin. Un país que también enfrenta narco-actividad y que para enfrentarla, busca la asistencia de organismos especializados y de países directamente responsables.
No sean hipócritas, entonces aquellos que por cobardía o simple acomodamiento dan su tímido respaldo a una desquiciada compra de chatarra, en un país adonde las escuelas no tienen baños decentes y los hospitales carecen de medicamentos e insumos básicos.
A nadie extraña que los políticos, especialmente los que van de salida se empeñen en defender sus movidas, lo que extraña es que aquellos que dicen ser diferentes y quieren llevar al país por nuevos derroteros, se conviertan en cómplices para conseguir respaldo pírrico.
Extraña la iglesia católica que respalda el despilfarro en detrimento de las necesidades de las mayorías.
Y más extraña la pasividad de los ciudadanos.
De los políticos ya nada extraña
NOTA. La imagen no es del editorial, fue agregada por nosotros.
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