Elizabeth Castillo
Ante el cadáver de su hijo -envuelto en sábana blanca camino a la morgue- la madre le gritaba con profundo dolor “te amo Adán” y al escucharla, lloré con impotencia, con frustración, haciendo empatía con una madre que veía partir a su joven hijo que falleció a causa de tres balazos en la espalda. Los vecinos decían que era un joven bueno, que nunca le vieron involucrado en maldades y que con frecuencia asistía a la iglesia; inmediatamente después de esta tremenda noticia, TCS continuó con la siguiente, sobre el anticipo de pago que hizo el gobierno para la compra de aviones. Eran las primeras noticias al amanecer del 7 de noviembre. Mis lágrimas que inicialmente eran de dolor continuaron saliendo pero ahora con rabia.
Los gobernantes y todos los empleados de las instituciones, gozan de prestigio, salario, prestaciones, vehículos, guardaespaldas, poder, etc. todo lo que les brinda las posiciones que ocupan, a cambio, se deben a sus obligaciones como empleados de un pueblo que paga sus salarios y todos los beneficios que reciben. Estos funcionarios cuando ya están ejerciendo sus cargos, se convierten en azote y olvidan de dónde provienen sus beneficios. ¿Cómo puede el general Munguía Payes enfrascarse caprichosamente en la compra de aviones y el presidente Funes apoyar tan estúpida idea cuando su pueblo está cayendo en las calles derramando sangre?
El dolor que sentí al ver esa muerte y esa madre fue inmenso porque a pesar de tantas muertes no logro –ni quiero- impermeabilizar mis sentimientos; no quiero hacerlo porque si eso ocurre estaré avanzando hacia mi propio detrimento como Ser Humano. ¿Con qué palabras debemos decirle al gobierno que no queremos aviones, que su pueblo no está pensando en morir sino en vivir y que ellos no pueden, no deben ir más allá de lo que su pueblo les demanda? ¿Con qué valor moral irán a recibir esos malditos aviones que arrastran historia de muerte y solo sirven para continuar con lo mismo?
Espero no ver la llegada de esos aviones y más espero que los funcionarios se dediquen a salvar vidas no a destruirlas porque ese es el mandato que estamos dando.
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