La Columna del Domingo
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Honduras, Nicaragua, Guatemala y El Salvador, encabezan la lista de los países más pobres de América Latina, según un estudio de CEPAL
En un listado del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 180 países ordenados por su producto interno bruto (PIB) a valores de paridad de poder adquisitivo (PPA) per cápita, significando la suma de todos los bienes y servicios finales producidos por un país en un año, dividido por la población estimada para mediados del mismo año, El Salvador ocupa el lugar 99, Guatemala el 116, Honduras, el 122 y Nicaragua, el 121.
Por donde lo veamos y cómo lo veamos, los cuatro países tema de este artículo figuran entre los más pobres de los pobres. Sin embargo actúan como que se avecina una guerra que los obliga a entrar en una carrera armamentista de gran costo.
El diario El Heraldo de Tegucigalpa publicó la semana pasada, un interesante análisis sobre el balance militar en Centroamérica, que vuelve a convertirse en tema de debate luego del anuncio de que el gobierno de El Salvador, ha adquirido de Chile 10 aviones ligeros de ataque A-37.
Esta adquisición ha encendido las alertas en la región, particularmente en Honduras, pues se realiza en medio de la controversia por la isla Conejo.
Y es que además de El Salvador, también Guatemala se encuentra en un proceso de compra de seis aviones Súper Tucano a la empresa Embraer de Brasil por un monto de $133 millones. En octubre de 2012, el Congreso guatemalteco autorizó dos créditos internacionales por $169 millones, para la compra de los aviones brasileños y equipos de radar para modernizar la Fuerza Aérea. Sin embargo, la compra se ha venido prolongando por presuntas irregularidades en la valorización de las aeronaves, según los medios de ese país.
Al igual que Guatemala y El Salvador, el gobierno de Nicaragua también estaría interesado en adquirir al menos seis poderosas aeronaves de combate MIG29 de fabricación rusa para fortalecer la fuerza aérea de esa nación.
En la región, Honduras ha sido posesionada por el equipamiento de su fuerza aérea, que cuenta con ocho aviones F-5, un avión de combate supersónico ligero fabricado en los Estados Unidos.
El presidente Porfirio Lobo de Honduras, también en su momento se mostró interesado en la compra de aviones Súper Tucano a la firma Embraer de Brasil.
La adquisición de los aviones de Chile, fue confirmada una semana después de que el ministro de Defensa salvadoreño, David Munguía Payés, señalara que El Salvador carece de la fuerza militar para disuadir a Honduras sobre la soberanía de isla Conejo.
El funcionario, incluso, consideró a Honduras como una amenaza por la capacidad de sus Fuerzas Armadas, criterio que también respaldó el Presidente Funes. “La Fuerza Aérea de Honduras tiene la capacidad de incursionar en El Salvador y en 40 minutos destruirnos presas, objetivos estratégicos y atrasar el desarrollo 20 años del país. En una decisión apresurada, los hondureños lo pueden hacer y ya nos quedamos fregados”, dijo el ministro Munguía Payés.
En Costa Rica, que no tiene ejército, la Unidad de Vigilancia Aérea, cuenta con tres aviones de reconocimiento, cuatro aviones de transporte, cuatro utilitarios y dos helicópteros.
¡Qué es esa locura! Parecería que los cuatro países “hermanos” del norte de Centro América se están preparando para una guerra por los aires y han iniciado una carrera para adquirir aviones, que incluye hasta MIGs rusos.
Poco o nada se dice de la compra de otro tipo de armamento, ni mucho menos las sumas invertidas en ellas, que se conservan como secreto de Estado. Pero es seguro que los cuatro países gastan millones y millones que esconden de los ciudadanos.
El negocio de la compra venta de armas es uno de los más lucrativos del mundo. Las comisiones que se reparten entre unos pocos, son millonarias y pueden oscilar entre el 20 y el 40 por ciento del valor de las armas y equipo adquiridos.
En otros países hay periodistas de investigación que ponen al descubierto lo sucio del negocio de armas. Pero aquí nadie se hace cargo y basta con que el ministro de Defensa diga que en la compra de aviones de Chile no hubo comisión alguna, para ponerle punto final al cuento.
Pero lo trágico de la realidad es que cuatro de los países más pobres del hemisferio occidental estén en una carrera armamentista para prevenir una guerra que solo en las mentes de gobernantes y militares guerreristas puede existir.
O en aquellos que piensen en lucro personal, que es peor.
San Salvador, domingo 3 de noviembre, 2013
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