El ejército salvadoreño necesita “modernizar” su Fuerza Aérea y el presidente Mauricio Funes ha decidido hacerlo mediante la compra de doce aviones a Chile. Según lo afirmado por Funes, la negociación está prácticamente concluida por un monto aproximado de diez millones de dólares.
Estos aviones estarían destinados, además de vigilar y proteger constantemente el territorio nacional, incluyendo los insulares en el Golfo de Fonseca, el control del narcotráfico y el contrabando. De concretarse el negocio, los aviones podrán estar llegando al país a finales de año y estar completamente operativos en los inventarios de la Fuerza Aérea en 2014.
Las aeronaves son un mal negocio, mal negocio pues son aviones subsónicos muy inferiores a los ocho Northrop F-5 II que posee en servicio Honduras, es más, Honduras tiene doce A-37 en servicio, más treintaicinco aeronaves de ala fija en servicio.
Para dar un ejemplo, el A-37 Dragonfly tiene un régimen de ascenso de 38.5 metros por segundo, contra 184 metros por segundo del F-5. Con respecto ala velocidad máxima, los Cessna A-37 logran 879 kilómetros por hora, cuando los F-5 obtienen hasta 1.875 kilómetros por hora y del poder de carga destructiva, mejor ni comparar.
Siendo ese el caso, es ridículo que se pretenda con esta compra hacer un balance de poder aéreo con los vecinos países de Centroamérica.
Por si eso no fuera suficiente, y en esto tiene que ser muy diligente el presidente Funes, hemos constatado en
http://www.courtesyaircraft.com/Current%20Inventory/N91RW%20A-37%20DragonFly%20Spec.htm
advirtiendo que un avión, con las características de los que supuestamente se van a comprar a Chile, tiene un precio de $525.000 dólares o sea, mucho menos del precio pactado con Chile, es decir, que con diez millones se podrían comprar no doce sino diecinueve aviones. Para colmo esta es una venta libre en internet, un comerciante de armas al por mayor podría obtener las aeronaves por no más de 300 mil dólares, cada uno, según un experto consultado.
En el blog http://bit.ly/1f2rhbG aparece que los aviones que se piensa comprar son los mismos que, después de cumplir su misión en cielos patagónicos, fueron trasladados a un lugar conocido como El Bosque, donde esperaban ser vendidas como aviones o como chatarra. No sería la primera vez que gente inescrupulosa pretenda engañar a El Salvador en compras similares; la última vez que eso ocurrió fue en 1972.
En esa oportunidad un número indeterminado de aviones de guerra estaban siendo negociados por el gobierno de Fidel Sánchez Hernández, pero el negocio se frustró por la oportuna intervención del General José Alberto “el Chele” Medrano, quien denunció el fraude que se estaba por cometer.
Lo anecdótico del caso es que Medrano evitó que estafaran al gobierno de El Salvador pero pocos días después, lo quitaron de Director de la Guardia Nacional y le dieron la baja de la Fuerza Armada, tratando de asesinarlo posteriormente.
Cuidar el país está bien, hacer negocio con la seguridad nacional, no.
De acuerdo a un oficial de alta en la Fuerza Aérea salvadoreña, que pidió a Diario Latino guardar su anonimato por razones obvias, los aviones que pretende comprar la Administración Funes podrían tener uso en la supervisión de fronteras y combate contra el narcotráfico, pero para la defensa nacional y el balance militar con nuestros vecinos, artillería antiaérea sería la solución, pues el costo es muy inferior a los precios de estos aviones, un Stinger cuesta en el mercado libre cerca de 38 mil dólares, y esos misiles tierra-aire son capaces de derribar una aeronave supersónica, ya no se diga un sexagenario F-5.
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