El Reino de los Cielos por Oachedoblevé
Sexto: Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Me asombra el castigo desproporcionado al servidor inútil que no obró tan mal, y entonces castiga al pobre infeliz porque no lo hizo bien y el Señor lo condena a las tinieblas, donde hay llanto y rechinar de dientes.
Resumiendo, si tú tienes buen corazón y oídos atentos y los usas bien, se te dará más y si no los tienes, entonces aun lo que no tienes se te quitará.
La parábola, quizás valdría la pena bautizarla como la “Ley de la Fatalidad” o la “Ley del Destino”.
Los pobres fueron insertados en la última parte de la parábola, en donde se establece que normalmente serán abusados por el dictador o sátrapa, maldiciones tan comunes en las empobrecidas sociedades humanas, o bien por aquél que repartió sus talentos entre ellos y no lo supieron aprovechar.
Qué hubiera pasado si el último al cual le dieron un talento hubiere actuado como los dos primeros, a todas luces se le hubiere dado más y entonces si podríamos establecer que entre los tres iguales que aprovecharon los talentos se les repartió la riqueza de acuerdo a su competencia como sucede ahora con los veinte países más ricos en el planeta Tierra, en donde funciona el Estado de Derecho y se propicia la educación.
Si se acepta que el sistema socialista es el correcto, entonces se debe de abandonar la crítica, el resentimiento y la culpa al sistema capitalista, culpar a los demás se ha convertido en no aceptar la responsabilidad de nuestra vida, es distraerse de ella.
Buda dijo: “El insensato que reconoce su insensatez es un sabio. Pero un insensato que se cree sabio es, en verdad, un insensato.
Y un proverbio chino remata: “El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero sólo el necio se queda sentado en él.
El Diccionario Espasa, retrata a los políticos burócratas con mucha certeza en este refrán: “Los necios con estudios, necios rabudos”.
Y Moliere remata: «Un tonto ilustrado, es más tonto que un tonto ignorante.»
Las razones de esta desigualdad, según el informe del Banco Mundial, reside en la acción conjunta de cuatro factores: desigualdad en el acceso a la educación, diferencia muy grande en el ingreso de personas con mucha y poca educación, el elevado número de hijos con los que los más pobres tienen que distribuir sus ingresos, gasto público ineficiente y mal dirigido.
Chile y los países escandinavos dignos de imitar por Cuba han funcionado con la llave de combinar el igualitarismo con la libertad individual.
La libertad es más importante que la igualdad, sino pregúntele a Orlando Zapata Tamayo, Guillermo Fariñas y a muchos presos políticos cubanos, a los venezolanos y a los millones de cubanos, salvadoreños y mexicanos que han emigrado, no a Cuba obviamente, sino a los Estados Unidos de Norte América.
No se necesita ser un sabio para no aceptar a Los gobiernos de los Estados totalitarios, por experiencias concretas ya descritas por Adam Smith en 1776 y estudiadas desde entonces en múltiples oportunidades en varios continentes.
Esos Estados irracionales crean dependencias, monopolios, caciquismos, políticos privilegiados y corrupción, frenando el desarrollo económico del país.
Un juego de fútbol donde el árbitro también mete goles, deja de ser un juego de fútbol, dice el dicho popular.
Seamos objetivos y veamos lo que dice la Biblia en proverbios
3, 14: “El estar provisto de sabiduría vale más que tener dinero en el banco; te da más utilidad que el oro.”
En proverbios 8-8,9 se lee: “No reprendas al burlón, te ganarás un enemigo más; corrige al sabio, y te amará.
Dale al sabio y será más sabio; instruye a un hombre bueno y sabrá más.”
Lo que encaja con el concepto de la riqueza en lo que se dijo en la parábola de los talentos hace más de dos mil años.
La norma sabia por ejecutar establece que en cualquier relación comercial mientras más rico es el cliente, más rico el comerciante.
No es posible en forma sostenida crear riqueza basada en la pobreza de otras naciones.
Cualquier tipo de plan maquiavélico para enriquecer a un grupo de individuos o naciones, sólo podrá tener éxito si fomenta la riqueza de los supuestamente explotados, dicen los expertos y es que no hay alternativa, vaya usted a Cuba y trate de establecer una relación comercial con cualquiera y se dará cuenta del alcance económico que la situación de pobreza establecerá inmediatamente a los participantes.
Siempre he insistido que una de las causas de la pobreza económica individual o colectiva está basada en la irracionalidad de muchos políticos, cuando ignoran los principios básicos del trabajo y el ahorro y entregan a los que no han trabajado (incluyéndose) los ahorros de los diligentes y los culpan de los males que nos aquejan.
En el estudio de los derechos humanos se recalca que aunque esta actitud pudiera tener elementos de verdad, no es constructiva.
La libertad y el bienestar pleno es una conquista de cada quien y no un regalo de los poderosos.
Es sólo con nuestra acción y no con quejas y lloriqueos que lograremos enrumbarnos en una ruta de progreso.
Las acciones sabias de las sociedades más ricas consiguen que ganen todos: las personas y la sociedad, la riqueza y la inversión social se estimulan para beneficio de todos.
Se reparte riqueza y no se distribuye miseria.
Y en las sociedades presuntuosas, las conductas destructivas de echarle la culpa a los demás de lo que les pasa y de envidiar a los países ricos, conducen a las personas y a la sociedad a perder y perder hasta que les quiten lo poco que tienen.
El mito de la explotación de las materias primas de los países pobres por los ricos se deshace inmediatamente cuando EUA y los países europeos se han convertido en los graneros del mundo y abastecen de comida a los países en desarrollo. No existen políticas mágicas para superar la pobreza, si se establece el Estado de Derecho y la educación con leyes transparentes, entonces los resultados se reflejaran a corto plazo como sucedió en Irlanda y los países del centro de Europa.
El problema no estriba en la defensa de la propiedad privada en sí, el nudo gordiano se encuentra en el abuso en el ejercicio del monopolio, sea de izquierdas o derechas, privados o públicos, ejercicio en el cual se concentran siempre el poder y la arbitrariedad y obviamente con esas conductas siempre se rompe el Estado de Derecho de la sociedad.
Y todavía sucede algo más grave: se genera la insensibilidad del concentrador del poder en cualquiera de los dos sistemas, tanto en el capitalista como en el comunista, aunque cada quien emplee su método particular. El despotismo se incuba, y el supuesto sistema que se supone el más ético de los dos: el comunitario, desgraciadamente se ha manipulado tanto que se convirtió en la doctrina más pisoteada de la humanidad.
Por lo menos el sistema capitalista ha encontrado las formas de combatir su autodestrucción, ¿cómo?, atacando a los monopolios, a la corrupción y sembrando leyes justas para el intercambio libre de los bienes y amparando a los ciudadanos con un sistema judicial efectivo y no demagógico, con leyes que protejan a los consumidores que somos nosotros mismos.
Continuará…
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