Elizabeth Castillo
Aun no conocemos por cuánto tiempo más estará abierta esta casa, sin embargo, el esfuerzo que representa para el Editor, nos hace pensar que su dedicación le roba gran parte de su meritorio descanso.
Conversaciones con NetoRivas se atrevió a abrir puertas y ventanas a pesar que en muchos casos recibe visitas para ofender al Editor, sus comentaristas y colaboradores pero sigue abierto, para todos siempre una silla está dispuesta y con un poco de imaginación, también una humeante taza de café. “Nuestra casa” Conversaciones con NetoRivas, ha estado señalando las piedras del camino y vosotros, enriqueciendo con vuestros comentarios pero ¿qué significa para nuestros amigos lectores?
Iniciamos ahora con nuevas tertulias sin pretender enarbolar sabiduría o verdad absoluta sino conversar -mientras nuestro Editor lo permita- sobre el destino de nuestro país, sobre señales que nos indiquen que sí hay una “luz al final del túnel”, sobre nuestra apreciación individual enmarcada en la realidad que cada uno vivimos. Estamos conscientes que nuestro mayor reto es establecer pautas para ponernos de acuerdo en acciones que equilibren el bienestar, eleven nuestro nivel de esperanza y, creemos que –desde este espacio- podemos aportar si enfocamos la atención al entorno de los problemas, a procedimientos que consigan hacer sinergia y proveer a cada parte lo que necesita para desarrollarse.
Cualquier gobierno que llegue al poder encontrará la población sensiblemente dividida; si desea éxito deberá tener pensamiento asertivo para ambas partes. Un gobierno de ataque o falta de atención a cualquier sector, estará afectando a salvadoreños que también necesitan sentirse incluidos. Durante su campaña, el Presidente Funes decía: Unir, Crecer, Incluir. Eso fue antes, en este momento es cuando parecemos estar más separados pero el mensaje es bueno; si el nuevo gobierno consigue hacerlo suyo, seguramente podremos avanzar y esperamos que este espacio nos brinde más oportunidad de expresarnos para conversar sobre lo que hará el nuevo Presidente de la República y sobre lo que haremos nosotros.
Esperamos que nuestro Editor continúe tan fortalecido como hasta ahora, decidido a expresar su pensamiento y que “quienes tengan oídos para oír que oigan” utilizando sus apreciaciones y nuestros comentarios, como insumo para guiar sus pasos y, no solo los nuestros sino los de cada espacio de libertad para opinar, especialmente cuando son expresados de manera respetuosa. Ahora que ya pudimos disfrutar de un espacio de libertad como Conversaciones con NetoRivas, sabemos lo que representa y estamos más preparados para valorar el peso de las palabras cuando pueden expresarse con libertad.
Yo les invito a abrir este espacio todos los días y aprovecharlo al máximo. Una buena forma de hacerlo es pensar que estamos reunidos conversando ¿en qué conversación no se tiene diferencias? en ninguna, para eso son las pláticas, para dar a conocer nuestros puntos de vista y si lo vemos de manera pragmática ¿quién de nosotros ha tenido la misma vivencia? cada uno hablaremos de nuestro entorno y son muchísimos los marcos de referencia; cada persona sabe “dónde le ciñe el zapato” lo que tiene, lo que le falta, lo que aspira. Eso nos coloca en condición de compartir nuestro pensamiento a sabiendas que no tendremos la razón completa pero no debe ser motivo de ofensa sino un estímulo a la empatía que nos debemos uno al otro y que hasta hoy fue la gran ausente.
Don Neto, gracias por permitirnos acompañarle en este esfuerzo; gracias por recibirnos en su casa; gracias por su cansancio e indetenible dedicación, también por su paciencia. Cuando llegue a su mente la intención de cerrar las puertas, sabremos entenderlo pero sepa que su trabajo no es en vano, aprendemos de usted, valoramos la libertad de expresión y sabemos apreciar la calidez de los amigos en la distancia. Por favor, déjenos una ventanita abierta por lo menos porque somos muchos quienes cada día visitamos su casa y entramos sabiendo que sus palabras son invaluables.
“A mis amigos les adeudo algún enfado
que perturbara sin querer nuestra armonía;
sabemos todos que no puede ser pecado
el discutir, alguna vez, por tonterías.”
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